Son colores muy diferentes, pero juntos forman un agradable contraste, y si añades toques blancos, ¡mejor! Ambos crean un baño muy personal.
Un cuarto de baño luminoso y de líneas modernas
Amarillo: Fuente de luz y de energía. Este color llena cualquier ambiente de optimismo y energía positiva. En este baño, el gresite de vibrante amarillo da también alegría y luminosidad. No conviene abusar de este tono, puesto que puede agobiar o cansar y, por ello, es conveniente combinarlo con tonos más tranquilos y neutros, como los marrones, crudos, tonos tierra o el blanco, como se ha hecho en este bonito baño.
Marrones: Sobrios y elegantes. Estos tonos neutros resultan una adecuada transición entre la calidez del amarillo y la frialdad de los blancos, como se ve en este ejemplo. Los toques de marrón están presentes en algunos complementos y en el pilar de carga y la viga de hormigón visto, barnizadas en un acabado efecto madera. El blanco está presente en el plato de ducha, en el inodoro y en parte de las paredes.
Gresite amarillo reviste el zócalo y la encimera de obra en el frente de lavabo. El espejo de marco dorado es idóneo.
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